12 estupendas ventajas de cumplir 40

¡Hola! Hace un año, celebré mi cumpleaños número 40. ¿Que si estoy asustada? ¡Para nada! Cuando tenía 20 años, me aterraba la idea de cumplir 40, pero ahora creo que es la mejor edad que hay. ¡Y no es broma! Lo que sucede es que esta es una edad en la que una se siente satisfecha y orgullosa de lo que se ha aprendido y logrado, y creo que en mi caso ha sido mucho. En verdad, tengo muchas razones de celebrar. ¡Ya te cuento!

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Dicen que la vida empieza a los 40. No sé si eso sea verdad, pero definitivamente la vida sí es mejor a los 40. Verás, a los 20 se empieza la vida de adulto, con muchos sueños e ilusiones pero sin nada de experiencia ni conocimiento. En cambio, a los 40 se empieza otra etapa en la vida, también con mucho sueños e ilusiones pero ya con mucha experiencia y bastante conocimiento. La claridad que tengo ahora no la cambiaría por nada del mundo, porque lo que ahora sé vale más que el oro. Te cuento algunas de las lecciones que he aprendido en estos 40 años.

12 estupendas ventajas de cumplir 40

1. Ya tengo confianza para tomar decisiones

Antes me costaba mucho trabajo tomar cualquier decisión. ¡Y si yo consideraba que era un decisión importante, la cuestión era todavía peor! Alguna vez me sucedió que tenía meditar y pensar durante días, semanas o incluso meses sin dar un paso. Creo que eso se debía al miedo a equivocarme, o al miedo a tomar una decisión que afectaría toda mi vida. Ahora, ya no me cuesta trabajo decidirme, incluso cuando se trata de algo importante. Lo que sucede es que aprendí que no hay decisiones equivocadas. ¡La única forma de equivocarse es teniendo miedo a equivocarse!

2. Ya aprendí a confiar en mi intuición

Muchas veces, me pasó que no le hacía caso a la voz en mi cabeza que me decía que hiciera o que no hiciera algo. ¿Y sabes qué? ¡Siempre me arrepentía! Esa pequeña voz es tu intuición, y hay que aprender a hacerle caso. A estas alturas de la vida, ya aprendí a escucharla y a seguir su consejo. A veces, mi intuición me indica algo contrario a lo que todos me recomiendan, pero ya le hago caso en vez de seguir los consejos de la gente. Recuerda esto: tú misma sabes lo que más te conviene. ¡Hazte caso!

3. Ya no me importa lo que otros piensen

Si eres más joven que yo, tal vez pienses que a ti no te importa lo que piense la gente. ¿Pero acaso no te importa lo que piensen tus amigas, tu madre, tu hermana, tu novio o esposo? ¿De verdad? Cuando yo tenía 20 años, pensaba que no me importaba pero la verdad era que sí y mucho. En cambio, a mis 40 años, ya por fin dejé de darle importancia a las opiniones de los demás. La gente que me ama de verdad me seguirá queriendo sin importar nada, así que no tiene caso preocuparse por las opiniones de nadie. También, ya dejé de intentar caerle bien a todo mundo. ¡Soy demasiado fabulosa para eso!

4. Ya conozco mi fuerza interior

Bueno, no necesito contar todas mis aventuras y tragedias, pero lo importante es que he sobrevivido a todas. Y me he vuelto cada vez más fuerte. No es que ya no le tenga miedo a nada, pero estoy segura de que no me voy a acorbadar con la siguiente prueba que me toque. Ahora sé que nada en la vida es para siempre, en especial lo malo. Además, es cierto que lo que no te mata te hace más fuerte. ¡Es mejor disfrutar del viaje y ya estoy lista para lo que sigue!

5. Ya puedo decir que sí o que no sin sentirme culpable

Muchas veces permití que otras personas me convencieran de hacer algo que no quería, o de no hacer algo que deseaba. ¿Y sabes que? ¡Siempre me quedaba pensando en lo que hubiera sucedido! Ahora, ya no permito que otros me convenzan de algo que no quiero. Ya puedo tomar una decisión consciente y confío en mis instintos, así que no necesito de la guía de otros menos calificados que yo. Si yo lo decido, no miro hacia atrás. ¡Es curioso como algo tan básico es tan difícil de aprender!

6. Ya tengo sabiduría

En serio, no te rías. ¡Ya sé muchas cosas de la vida! Eso es porque me han pasado muchas cosas buenas y muchas muy malas, y he tenido que aprender las lecciones. Ahora, ya puedo escuchar los dilemas de las veinteañeras y sonrío porque esa película ya la vi, y ya sé como termina. Esta sabiduría sirve para que no vuelva a cometer los mismos errores, pero créeme que también estoy dispuesta a cometer otros nuevos. ¡Estoy lista para seguir adquiriendo sabiduría!

Con mi niño

7. Ya sé cómo controlar mis pensamientos

Mira, los pensamientos son como la ropa: todos los días decides cuál te pones. Si decides ir con la negatividad puesta todo el día, no tendrás un buen resultado. En cambio, si decides ser positiva desde que te levantas, tendrás un buen día. Ya no me dejo llevar solo por las circunstancias o por las noticias que escucho por la mañana. Si ya decidí tener un buen día, pues así es y punto. Y no dejo que nada ni nadie me quite ese gusto.

8. Ya no me preocupan los detalles minúsculos

A veces, me sorprende acordarme de las cosas que me antes me preocupaban. El otro día, salí de prisa para hacer las compras sin ponerme una gota de maquillaje, y eso hubiera sido impensable hace 20 años. ¿A quién quiero impresionar? A nadie. Solo necesito hacer lo que me haga falta y listo. También me di cuenta de que no he solicitado ingresar al grupo de mamás de la escuela en redes sociales. Es que el grupo me estresa demasiado. Seguro que si sucede algo importante, me voy a enterar. ¿Y que pasa si sucede algo importante y no me entero? Entonces no era tan importante. Ya aprendí que en la vida, todo tiene solución, así que no vale la pena vivir preocupada por todo. ¡La preocupación causa arrugas!

9. Ya aprendí a cuidarme

Esta creo que ha sido una de las lecciones más valiosas que he aprendido. Si tú no te cuidas a ti misma, nadie más lo va a hacer por ti. Lo mejor de todo es que ya por fin estoy escuchando a mi cuerpo para saber lo que necesita. Ya no como sin hambre ni tampoco me aguanto con el estómago vacío. Me tomo un descanso cuando ya no tengo energía y dejo todo tirado para poder recuperarme si estoy enferma. Hago ejercicio y cuido mi alimentación para estar fuerte y saludable, no para estar flaca. Ya sé lo que me hace daño y también lo que necesito para sentirme bien. El amar y respetar a mi cuerpo me ha permitido sentirme mejor y tener más condición que cuando tenía 20 años. ¡No es broma!

Con mi bebita

10. Ya no quiero cambiar mi cuerpo

Yo me la pasaba deseando ser más alta y más delgada. Quería tener el cabello más claro y la nariz más pequeña. Ahora, ya no cambiaría nada. Me gusta ser como soy, y por fin estoy a gusto dentro de mi propia piel. ¡Me tomó 40 años verme así de guapa y no voy a arruinarlo todo! Si tengo arrugas en el contorno de ojos, es porque he llorado mucho y he reído más. Si tengo una cicatriz en el vientre, es porque traje al mundo a tres seres humanos. Si ya el pecho lo tengo flácido, es porque tuve la bendición de alimentar a mis hijos. Si tengo estrías es porque luché con mi cuerpo y después terminé por aceptarlo y quererlo. Cada raya es una victoria. Definitivamente, no cambiaría ni un pedazo de este cuerpo mío.

11. Ya sé cómo vestirme

Mira, yo no soy Coco Chanel ni nada por el estilo, pero ya sé lo que me va bien y lo que no, y ya no siento la necesidad de ser una esclava de la moda. Claro, no tiene nada  de malo actualizar la imagen, pero ya no me urge salir a comprar lo último cada temporada. Aunque no lo creas, esa solía ser una de mis más grandes preocupaciones. Prefiero tener ropa que me sirva para muchas ocasiones y que sea clásica para no estar cambiando de guardarropa a cada rato. Prefiero ocupar mi billetera para crear experiencias, no para comprar pedazos de tela que nunca me voy a poner.

12. Ya no soy una jovencita

Y aunque no lo creas, eso es algo muy bueno. Ya pasaron los días en que nadie me tomaba en serio. Ya pasaron los días en que me asustaban las responsabilidades. Ya pasaron los días en que buscaba descubrirme a mí misma. Ya pasaron los días en que sentía la necesidad de impresionar a alguien más. En fin, que ya me siento completamente libre de vivir mi vida como se de la gana y no tengo que explicárselo a nadie. Es cierto, ahora tengo muchas responsabilidades, pero ya descubrí que eso no te quita de vivir nada, sino todo lo contrario. Ya aprendí a disfrutar de los buenos momentos y de las pequeñas alegrías de cada día. Sobre todo, ya sé quien soy y de lo que soy capaz. ¡En verdad que nunca me imaginé que cumplir 40 años fuera tan sensacional!

¿Cómo te sientes con respecto a tu edad? ¡Déjame un comentario!